No, presidente

Sí, ministro y Sí, presidente alcanzaron extraordinarias cifras de ventas tal vez porque el público advirtió que no eran simples versiones impresas de la célebre serie de televisión, ya que al ridiculizar no sólo al Gobierno británico, sino también las memorias políticas como género, adquieren condición de obras maestras de la sátira política. Así lo manifestó Brian Walden, que en The Standard juzgaba Sí, ministro como «…el mejor texto político escrito en inglés». Dicho título se mantuvo durante setenta y cinco semanas entre las diez obras de ficción más vendidas, ha sido traducido a numerosos idiomas y en opinión del New York Times Book Review se trata de «…la sátira política más divertida, ingeniosa y certera que se ha publicado a ambos lados del Atlántico desde la época de Evelyn Waugh». Y The Washington Post, para no ser menos, calificaba el libro de «…auténtica joya de comicidad» y a sus autores, de «…alocada combinación de Jonathan Swift, George Bernard Shaw y el George Orwell de La política y la lengua inglesa».